Una vez familiarizados con el reglamento de saga vamos a empezar a usar los escenarios y probar el distinto tipo de misiones que tienen y sus reglas especiales.
Este primer escenario lo elegimos al azar y salió Dios reconocerá a los suyos. En este escenario ambas bandas cuentan con la regla de inagotables y reciben puntos por cada miniatura enemiga muerta en cuerpo a cuerpo, vamos que va de degollarse a gusto.
A priori parece una misión favorable a los Milites Christi, ya que los moros son tropas ligeras más basadas en combate, pero vamos a comprobarlo en mesa.
Despliegue inicial.
Los hospitalarios de izquierda a derecha. Unidad de 4 guardias con señor, unidad de 8 guerreros, unidad de 8 guerreros con ballesta, unidad de 4 guardias.
Los moros de izquierda a derecha. Unidad de 4 guerreros a caballo con arco compuesto, unidad de 7 levas con arco, unidad de 4 guardias a caballo con arco compuesto, unidad de 4 guardias a caballo con arco compuesto y el señor, unidad de 5 levas con arco, unidad de 4 guerreros a caballo con arcos compuestos.
El primer turno corresponde a los moros, que se dedican a posicionar a sus tropas en espera de que muevan los hospitalarios, juego además la habilidad el oro de los moros, que penaliza a mi rival con una fatiga a su señor cada vez que quiera mover una unidad que se encuentre a más de M, (15cm), de su señor.
Los hospitalarios no están para seguir las sutiles tácticas moras, así que basan todo su turno en el señor y su guardia y no activan ninguna unidad más. Si el señor gana fatigas va a ser porque se dedique a mover para matar enemigos, no porque otros muevan. Lo primero que hace es cargar a una unidad de guerreros, a la cual aniquila, llevándose consigo los guerreros a 2 guardias.
Acto seguido el señor va derecho a por una unidad de guardias moros con los que entabla combate.
El señor hospitalario usará la habilidad por el libro, que le permite retirar tantas fatigas como su piedad +1 ganando además, tantos dados de ataque como fatigas retire. El señor se convierte así en una máquina de trinchar carne y consigue matar a 3 guardias, ganando así el combate.
Este turno, ante la potencia de combate que tiene, los moros intentarán cazar al señor hospitalario. Las levas aportan su granito de arena matando a un guardia con sus arcos.
Los guerreros moros, que regresaban al combate gracias a la regla de escenario inagotable, disparan al guardia cristiano superviviente para dejar al señor solo, pero no consiguen herirlo. El señor moro y su guardia cargan contra el enemigo con clara superioridad numérica, aún así y a pesar de que el guardia cristiano morirá, el señor hospitalario se bastará para ganar el combate y rechazar a los moros al haber muerto 2 de sus guardias.
El jugador mahometano vuelve a jugar el oro de los moros, lo cual permite que, por lo menos, me pueda despreocupar de uno de los flancos; sin embargo en un error imperdonable no usé dudas, que hubiera reducido los ataques del señor hospitalario a 2 y además hubiera impedido que lo acompañara una escolta. El jugador cristiano iba a aprovecharse de este error. La unidad de guardias que había sido aniquilada el turno anterior reaparece este turno y se pone al lado de su señor; una vez juntos usan la habilidad del señor y cargan juntos al señor moro y su guardia.
En una de las jugadas clave de la partida, el señor hospitalario y su guardia logran aniquilar al señor moro y su escolta.
Pero como lo de quedarme llorando como una mujer lo que no puedo conseguir como un hombre no va conmigo, vuelvo a empezar con la caza del señor cristiano. Los guerreros hacen un doble movimiento de acercamiento/alejamiento, usando las reglas del arco compuesto para disparar en ambas ocasiones. El guardia de la unidad diezmada el primer turno, también usa su arco compuesto antes de alejarse de los cristianos. Un guardia caerá ante las flechas moras.
Y aquí, un fallo, el señor moro vuelve a la partida cuando no lo podría haber hecho, ya que al ser una unidad única, (sólo se puede tener uno como máximo por ejército), no le afecta la regla de inagotables, del escenario. Nos dimos cuenta a posteriori de ello, pero en fin, estas partidas son para aprender a jugar y esto es algo que no nos volverá a pasar.
Mi adversario aprovecha que este turno no pude usar el oro de los moros, para reposicionar a la guardia de su flanco. El señor continua sembrando cadáveres y ahora entabla combate con las levas.
Curiosamente las levas se comportan como auténticos guerreros de alá, consiguen sobrevivir llevándose consigo a un guardia.
La guardia mora vuelve al campo de batalla y se une a su señor. Toca reposicionarse para volver a cazar al señor cristiano.
Los monjes guerreros tratan de evitar la caza de su señor y acuden en su ayuda, pese a que para hacerlo deben cargarlo de fatigas por el oro de los moros.
Y volvemos a intentar cazar el hombre. La unidad de guerreros hace una doble activación disparando con sus arcos compuestos en ambas activaciones a la unidad de 4 guardias matando a 2 de ellos. El guardia solitario de los moros carga al guardia solitario de los hospitalarios y logra acabar con él. El señor moro y su guardia cargan a sus homónimos rivales aprovechando el agotamiento del rival.
Pero la dichosa capacidad de por el libro, vuelve a aparecer, conviertiendo al señor hospitalario de una presa fácil a una máquina de desbrozar. Al final su guardia es aniquilada, pero él sobrevive y logra rechazar a mi señor a su guardia superviviente.
En su turno el señor de la orden del hospital arremete con furia, rechazando a mi señor y matando a uno de sus guardias.
Una unidad de guardias de la orden del hospital vuelve a la batalla y cargan a la unidad de guerreros moros, que tan amablemente les habían acribillado a disparos el turno anterior, enviándolos a reunirse con sus vírgenes.
Último turno moro. Reaparece una unidad de guardias moros. Y mi señor vuelve a la carga a por el suyo.
Dicha unidad carga contra los guardias hospitalarios y consiguen acabar con ellos.
Este turno el jugador cristiano no a podido usar por el libro, por lo que no temo su respuesta, sin embargo usa armadura de fé, ganando dados de defensa suficientes para no poder hacerle nada. Mi señor es nuevamente rechazado.
Vuelvo a activar la unidad de guardias que acabaron con sus pares cristianos y entablo combate con el señor que, ahora sí, por fin cae. Una pequeña victoria moral.
El último turno sería de los Milites Christi, que volvieron a poner en mesa a su señor, (mismo fallo de interpretación de reglas que antes), pero al estar todo el pescado vendido y ser una victoria clara da por finalizada la partida.
Al final victoria de los Milites Christi, creo que 19-11, (se me olvidó apuntarlo, pero claramente superaban los 4 puntos de margen que daba el escenario). Pues que decir, un ejército que se basa en explotar fatigas mientras mata al enemigo a disparo, contra un ejército que ignora o incluso aprovecha las fatigas en un escenario que obliga al cuerpo a cuerpo; no pintaba bien a priori y no acabó bien. El poder redesplegar a mi señor me dio una buena ventaja que no debería haber tenido y con la que la derrota hubiera sido todavía mayor. Sin embargo, no hubiera sido imposible ganar, ni mucho menos, fue culpa mía y sólo mía haber dudado en usar la habilidad dudas, (¿irónico, verdad?), que me hubiera dado una oportunidad de oro para haber llevado yo la iniciativa; así que no considero imposible superar la combinación ejército+escenario, simplemente hay menos margen de error que en otras circustancias. Por eso, y pese a haber perdido, me lo pasé muy bien jugando, porque ganar o perder no fue cuestión de suerte o combos imposibles, sino de estrujarse las meninges, y en esta ocasión mi rival se las estrujó más que yo.
Los hospitalarios de izquierda a derecha. Unidad de 4 guardias con señor, unidad de 8 guerreros, unidad de 8 guerreros con ballesta, unidad de 4 guardias.
Los moros de izquierda a derecha. Unidad de 4 guerreros a caballo con arco compuesto, unidad de 7 levas con arco, unidad de 4 guardias a caballo con arco compuesto, unidad de 4 guardias a caballo con arco compuesto y el señor, unidad de 5 levas con arco, unidad de 4 guerreros a caballo con arcos compuestos.
El primer turno corresponde a los moros, que se dedican a posicionar a sus tropas en espera de que muevan los hospitalarios, juego además la habilidad el oro de los moros, que penaliza a mi rival con una fatiga a su señor cada vez que quiera mover una unidad que se encuentre a más de M, (15cm), de su señor.
Los hospitalarios no están para seguir las sutiles tácticas moras, así que basan todo su turno en el señor y su guardia y no activan ninguna unidad más. Si el señor gana fatigas va a ser porque se dedique a mover para matar enemigos, no porque otros muevan. Lo primero que hace es cargar a una unidad de guerreros, a la cual aniquila, llevándose consigo los guerreros a 2 guardias.
Acto seguido el señor va derecho a por una unidad de guardias moros con los que entabla combate.
El señor hospitalario usará la habilidad por el libro, que le permite retirar tantas fatigas como su piedad +1 ganando además, tantos dados de ataque como fatigas retire. El señor se convierte así en una máquina de trinchar carne y consigue matar a 3 guardias, ganando así el combate.
Este turno, ante la potencia de combate que tiene, los moros intentarán cazar al señor hospitalario. Las levas aportan su granito de arena matando a un guardia con sus arcos.
Los guerreros moros, que regresaban al combate gracias a la regla de escenario inagotable, disparan al guardia cristiano superviviente para dejar al señor solo, pero no consiguen herirlo. El señor moro y su guardia cargan contra el enemigo con clara superioridad numérica, aún así y a pesar de que el guardia cristiano morirá, el señor hospitalario se bastará para ganar el combate y rechazar a los moros al haber muerto 2 de sus guardias.
El jugador mahometano vuelve a jugar el oro de los moros, lo cual permite que, por lo menos, me pueda despreocupar de uno de los flancos; sin embargo en un error imperdonable no usé dudas, que hubiera reducido los ataques del señor hospitalario a 2 y además hubiera impedido que lo acompañara una escolta. El jugador cristiano iba a aprovecharse de este error. La unidad de guardias que había sido aniquilada el turno anterior reaparece este turno y se pone al lado de su señor; una vez juntos usan la habilidad del señor y cargan juntos al señor moro y su guardia.
En una de las jugadas clave de la partida, el señor hospitalario y su guardia logran aniquilar al señor moro y su escolta.
Pero como lo de quedarme llorando como una mujer lo que no puedo conseguir como un hombre no va conmigo, vuelvo a empezar con la caza del señor cristiano. Los guerreros hacen un doble movimiento de acercamiento/alejamiento, usando las reglas del arco compuesto para disparar en ambas ocasiones. El guardia de la unidad diezmada el primer turno, también usa su arco compuesto antes de alejarse de los cristianos. Un guardia caerá ante las flechas moras.
Y aquí, un fallo, el señor moro vuelve a la partida cuando no lo podría haber hecho, ya que al ser una unidad única, (sólo se puede tener uno como máximo por ejército), no le afecta la regla de inagotables, del escenario. Nos dimos cuenta a posteriori de ello, pero en fin, estas partidas son para aprender a jugar y esto es algo que no nos volverá a pasar.
Mi adversario aprovecha que este turno no pude usar el oro de los moros, para reposicionar a la guardia de su flanco. El señor continua sembrando cadáveres y ahora entabla combate con las levas.
Curiosamente las levas se comportan como auténticos guerreros de alá, consiguen sobrevivir llevándose consigo a un guardia.
La guardia mora vuelve al campo de batalla y se une a su señor. Toca reposicionarse para volver a cazar al señor cristiano.
Los monjes guerreros tratan de evitar la caza de su señor y acuden en su ayuda, pese a que para hacerlo deben cargarlo de fatigas por el oro de los moros.
Y volvemos a intentar cazar el hombre. La unidad de guerreros hace una doble activación disparando con sus arcos compuestos en ambas activaciones a la unidad de 4 guardias matando a 2 de ellos. El guardia solitario de los moros carga al guardia solitario de los hospitalarios y logra acabar con él. El señor moro y su guardia cargan a sus homónimos rivales aprovechando el agotamiento del rival.
Pero la dichosa capacidad de por el libro, vuelve a aparecer, conviertiendo al señor hospitalario de una presa fácil a una máquina de desbrozar. Al final su guardia es aniquilada, pero él sobrevive y logra rechazar a mi señor a su guardia superviviente.
En su turno el señor de la orden del hospital arremete con furia, rechazando a mi señor y matando a uno de sus guardias.
Una unidad de guardias de la orden del hospital vuelve a la batalla y cargan a la unidad de guerreros moros, que tan amablemente les habían acribillado a disparos el turno anterior, enviándolos a reunirse con sus vírgenes.
Último turno moro. Reaparece una unidad de guardias moros. Y mi señor vuelve a la carga a por el suyo.
Dicha unidad carga contra los guardias hospitalarios y consiguen acabar con ellos.
Este turno el jugador cristiano no a podido usar por el libro, por lo que no temo su respuesta, sin embargo usa armadura de fé, ganando dados de defensa suficientes para no poder hacerle nada. Mi señor es nuevamente rechazado.
Vuelvo a activar la unidad de guardias que acabaron con sus pares cristianos y entablo combate con el señor que, ahora sí, por fin cae. Una pequeña victoria moral.
El último turno sería de los Milites Christi, que volvieron a poner en mesa a su señor, (mismo fallo de interpretación de reglas que antes), pero al estar todo el pescado vendido y ser una victoria clara da por finalizada la partida.
Al final victoria de los Milites Christi, creo que 19-11, (se me olvidó apuntarlo, pero claramente superaban los 4 puntos de margen que daba el escenario). Pues que decir, un ejército que se basa en explotar fatigas mientras mata al enemigo a disparo, contra un ejército que ignora o incluso aprovecha las fatigas en un escenario que obliga al cuerpo a cuerpo; no pintaba bien a priori y no acabó bien. El poder redesplegar a mi señor me dio una buena ventaja que no debería haber tenido y con la que la derrota hubiera sido todavía mayor. Sin embargo, no hubiera sido imposible ganar, ni mucho menos, fue culpa mía y sólo mía haber dudado en usar la habilidad dudas, (¿irónico, verdad?), que me hubiera dado una oportunidad de oro para haber llevado yo la iniciativa; así que no considero imposible superar la combinación ejército+escenario, simplemente hay menos margen de error que en otras circustancias. Por eso, y pese a haber perdido, me lo pasé muy bien jugando, porque ganar o perder no fue cuestión de suerte o combos imposibles, sino de estrujarse las meninges, y en esta ocasión mi rival se las estrujó más que yo.
Deus vult!
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